jueves, 1 de diciembre de 2011

Playa Coco - Liberia - Costa Rica


Nos robaron la artesanía pero no nos arrebatarán la sonrisa. Viajábamos en el bus Liberia-Puntarenas trayecto que, por desgracia y por frecuencia, es usado para desvalijar a los gringos. Se llevaron mi mochila pensando que encontrarían un iPhone, una computadora, la cámara fotográfica o cientos de dólares. Sin embargo, hallarían no mas (ni menos) que dos tupper cargados de ilusión y trabajo, un cuaderno de fotos y sensaciones de estos meses, papel reciclado y media botellita de oro liquido. 
Hoy ya todo ha pasado. Los planes han cambiado y la dirección del viaje ha dado un pequeño viraje. No obstante, las ganas y la buena vibra siguen con Manu y conmigo.
Me han privado de cosas materiales y sentimentales, pero no han alterado ni una pizca nuestras ganas de seguir caminando. 
Hemos tomado unos días de descanso en Liberia, ciudad amable, para decidir que vamos a cruzar frontera dirección sur. Dejamos atrás una Costa Rica de gringos que, pese a habernos mostrado su lado más pobre, nos regaló también un lado humano y de pequeñas grandes personitas.


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