martes, 12 de julio de 2011

Más leyendas nicaragüenses

Hemos querido ahondar más en las leyendas nicaragüenses y así buscarles su explicación lógica. Para esto nos hemos servido de una enorme cantidad de información de San Google, de algún libro especializado,  de las historias que nos han ido contando la gente del lugar pero sobretodo museo de mitos y leyendas de la ciudad de León, antigua cárcel. Les dejamos algunas fotos del museo y la selección de leyendas de Nicaragua. Esperamos que les guste.










 


El Coronel Arrechavala

Llegó a Nicaragua en el siglo XVIII enviado por el Rey de España Carlos II de Borbón. Se queda en León por las 10 minas de oro. Actualmente solo hay una en funcionamiento, mina Limón. Uno de los principales promotores de la adhesión de León al Imperio mexicano de Iturbide, fue conocido por su fuerte partencia a la iglesia como precursor de muchas de las catedrales de León. También se le conoce como asesino de indios. Cuentan que descabezaba a todos los que pasaban en frente de sus casas en el barrio de Sutiaba. Arechavala, así como muchos oligarcas de la época, enterraba sus riquezas, y se dice que quien compraba una casa suya se hacía rico porque en sus paredes había escondidas tinajas llenas de oro.
La leyenda dice que después de muerto sigue cabalgando por sus calles asustando a sus habitantes montado en su caballo lujosamente vestido con charreteras, fajas y espuelas de oro. Solo se deja ver por las mujeres, por lo hombres no se deja ver, aunque pueden sentir su látigo. 





La Tacunuda

Se dice que era una mujer alta joven, pelo largo que le llega hasta la pantorrilla, delgada, zapatos de tacón; de ojos y labios pronunciados, pintados y risueños. A los 20 años la casan con un militar español que la maltrata y esta entra en depresión y se suicida.

La leyenda dice que sale de noche y un  fuerte aroma de perfume la envuelve. Sale en busca de los hombres valientes. Los lleva a la plaza del pueblo, dejándolos adormecidos y desnudos para avergonzarlos



La Mocuana

La Mocuana fue la bella hija de un cacique del valle de Sébaco (Matagalpa) que se enamoró de un conquistador español. El conquistador fingió un amor recíproco y la convenció para que le enseñara el lugar donde su padre tenía guardados todos sus tesoros. La Mocuana lo llevó y una vez allá, el español tomó todo lo que pudo y la encerró. Aunque ella conocía bien el lugar y pudo salir, la actitud de su amante la volvió loca y desde entonces busca venganza. Ataca de noche a los hombres invitándoles a seguirla hasta su cueva. Nadie le ha podido nunca ver el rostro, solamente su larga y cimbreante figura y su preciosa cabellera.




La chancha bruja y las ceguas

Según los indios de Monimbó, hay mujeres que en la noche se convierten en brujas: chanchas, micos o ceguas. El objetivo primordial de estas transformaciones es ejercer venganza o causar daño a hombres y mujeres, por causa de celos, rivalidades, despechos o enemistades por motivos pasionales.

Las chanchas brujas andan en las calles y caminos siempre al trote. Son chanchas de tamaño grande, negras y embadurnadas de lodo podrido. Apenas divisan a la persona “señalada”, aligeran el trote y comienzan gruñir fuertemente, con un gruñido que se caracterizan con el ciclo.

Ya cerca de la persona, la envisten fuertemente. Al día siguiente la victima aparece molida y mordida, y con los bolsillos vacíos.

Las ceguas son mujeres de apariencia desagradable, vestido de hojas de guarumo y dientes recubiertos de cáscara de plátano verde, de manera que cuando hablan se les oye la voz cavernosa y hueca.
Ellas solo tienen un decidido afán: perseguir a los hombres tunantes e infieles y castigarlos. Las ceguas lo golpean, lo aruñan, lo pellizcan, le frotan la cara y los brazos y lo tiran exánime al suelo y allí lo dejan y se retiran, luego, carcajeándose.



Gigantona y enano cabezonLa gigantona representa a la mujer española, de una forma burlesca, satírica, que a pesar de su belleza, los indios la hacen bailar al son de sus tambores. Por este motivo el indio se siente superior a la española ya que la hacen bailar al son que le toquen.

El indio se representó en el enano cabezón, sometido a la creada e impuesta superioridad del colonizador, pequeño de estatura pero grande de cerebro lo que alude a la inteligencia del hombre nicaragüense. La relación del Enano y la Gigantona es un reflejo de la naciente y más tarde encarnizada lucha entre las distintas clases sociales. 





Toma tu teta

Mujer de cara amarga y cuerpo desproporcionado que a pesar de ser heredera única de toda la fortuna de sus padres, nunca pudo conseguir un pretendiente, por lo que valiéndose de su bien conformado cuerpo, salía a las calles y escogía al hombre que más le gustaba, lo agarraba y no lo soltaba y sacando su pecho les decía: “Toma tu teta, toma tu teta, toma tu teta” hasta que les metía el enorme pezón en la boca y cuando quedaba satisfecha los soltaba. Se les dice a los hombres que por la noche les gusta salir, que no lo hagan, sino cuando se emborrachen le saldrá “Toma tu teta”.





El padre sin cabeza

Cuenta la historia que en la época de la colonización española, los hermanos contreras se dividieron tres cuartas partes de Nicaragua con toda su población. El fraile Antonio de Baldieso, defensor de los indígenas, lo asesinaron à manos españolas por considerar su actitud conspiradora frente a los intereses de los oligarcas españoles. Lo decapitaron y su cabeza rueda por las calles de la ciudad de León, apareciéndosele a los hombres y mujeres que trasnochan.














Después de habernos empapado bien de todas estas leyendas nicaragüenses nos sale una duda obvia. ¿por qué todas tratan de conquistadores españoles podridos de dinero que mataban a los indios y/o engañaban a sus mujeres convirtiéndose estas en despechadas en busca de venganza?


Lo primero es una cuestión de historia. La conquista española se hizo con sed de oro; y las atrocidades incontextualizables que se cometieron, marcaron ya a sangre y fuego la cultura de las generaciones siguientes. Es algo que sigue muy presente en la cultura nicaragüense y aun hoy los niños nos preguntan que porque les hemos quitado todo su oro.


Lo segundo tiene que ver con el género. La conquista fue hecha por hombres que  de siempre han sido los que han escrito la historia. Imaginamos que por este motivo no han querido mostrarse en mal lugar en sus páginas amarillentas. Creando la imagen de una mujer poco fiable, oscura y vengativa, esconden o expían sus propias culpas. Como dice Gioconda Belli “las mujeres entrarían a la historia por necesidad": necesidad por parte de los hombres, de proyectar y no asumir responsabilidades; necesidad de justificar el orden patriarcal y las actitudes androcéntricas. Este mito viene ya de lejos siendo Eva la que ofreció la manzana a Adán.
Lo tercero es el carácter de un pueblo pobre y oprimido. A través de las leyendas tiene la oportunidad para vengarse de su opresor, reclamando justicia y exponiendo su opresión de la manera más cruda. Las relaciones de poder con las que se relaciona todo lo anterior, son la perfecta olla para cocer mitos sobre opresor/oprimido o relaciones hombre/mujer y tener como resultado una estereotipada realidad con la que poder seguir justificando la lógica social en la actualidad.

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